Una mujer iba un día paseando tranquilamente por el bosque cuando una luz maravillosa la sorprendió. Era la luz del Amor, que se concretaba en un manantial de agua clara.
Sintió sed la mujer, y pensó que aquellas aguas claras podían saciarla. Así que llenó sus manos y bebió. En aquel instante, la luz desapareció. El poquito de agua que pudo beber le provocó mucho, mucho dolor de estómago, y no le calmó la sed. Cuando volvió del bosque, esto es lo que llegó diciendo: "El amor no es para mí".
Otro día, cada vez con más sed, paseando también por el bosque, de nuevo la luz del Amor la sorprendió, esta vez concretada en una preciosa flor roja.
Tenía una fiesta grande la mujer en el pueblo, la fiesta de la primavera, y pensó que aquella flor podía adornarla. Por eso, la cogió y se la puso en la cabeza. En aquel instante, la luz desapareció, y la flor se marchitó. En la fiesta no hizo otra cosa que pensar en la flor, lo que le provocó un intenso dolor de cabeza. Y la mujer siguió diciendo aquello de "el amor no es para mí".
Pasó un año. Seguía la mujer, fiel a sus costumbres, dando sus paseos por el bosque. Desde el día en que vio por primera vez la luz del Amor, no había podido calmar su sed.
Llegó la fiesta de la primavera, y pensaba cómo engalanarse para la ocasión mientras paseaba por el bosque. Ella no era bonita, no gozaba de encantos. Nadie se había parado nunca a mirarla... Jamás, jamás encontraría al Amor...
Pero le pasó algo especial: encontró a un niño que lloraba amargamente. El niño la miró lleno de luz y sintió la mujer el impulso de acariciarlo y besarlo, y el deseo de terminar con el dolor que le hacía sufrir. Con sumo cuidado, se acercó a él, lo besó y se bebió sus lágrimas.
No sólo se bebió las lágrimas del niño, sino que, con ellas, se bebió todo su dolor. Eso le provocó mucho, mucho dolor de corazón, pero también sintió mucha alegría, y su sed, por fin, se calmó. Cuando volvió del bosque, esto es lo que llegó diciendo: "Te quiero".
Dicen en el pueblo que la mujer más guapa es ella, que tiene a todo el mundo loco de amor, que así es como la llaman, "Amor", y que su luz lo inunda todo... ¡Ah! Y que nunca la ven beber.