sábado, 14 de febrero de 2009

La envidia

Hace unos años leí unas obras del filósofo J. Antonio Marina sobre sentimientos. Así me enteré de que la envidia no es lo que creía, el deseo de tener lo que otra persona tiene, o de ser como ella. No, no es eso. La envidia es sentir tristeza porque a otra persona le ocurre algo bueno, porque le va bien.
La experiencia de la envidia puede calificarse de negativa por varias causas: nos hace sentir malestar, dolor; y, culturalmente, es digna de reproche.
Tiendo a ser lo más objetiva posible a la hora de calificar algo como "bueno" o "malo", pero sí sabía que este sentimiento era dañino, perjudicial. Lo que ayer leí me lo corroboró. Y es que, al sentir envidia, se activan las mismas áreas cerebrales que cuando sufrimos daño físico.

Por tanto, cuidado con dejar que anclen en nosotr@s sentimientos dañinos, pues dejándolos, nos estamos infligiendo un daño físico (así es como lo percibe nuestro cerebro).
La noticia está aquí.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante Nusa. Pensándola así, podemos temblar de miedo al pensar que alguien nos tiene envidia. Se acerca bastante al concepto que yo entendía por envidia, pero parece increible el hecho de que alguien desee el mal para ti. Un beso, Te conozco-Queen.

Anónimo dijo...

¡Hola, Queen!
Sí, parece increíble que alguien se entristezca por nuestro bien, sobre todo porque se hace daño a sí mism@. Pero no todo el mundo llega a darse cuenta de que sentir envidia, como otros sentimientos negativos, hacen más daño al sujeto (quien los siente) que al objeto (persona hacia la cual se siente envidia, odio, aversión...)
Por eso es importante atajar estos sentimientos en cuanto afloran, y no dejarlos anidar en nosotr@s.
Besos y gracias por venir por aquí.

Anónimo dijo...

Cierto es que nada bueno trae la envidia, hasta la cara se pone verde...

Sí conocía el significado y alcance de la palabra envidia; es cierto que nos entristece y nos genera daño a nosotros mismos y a los demás.Así que hay que alejarla de uno mismo y de las personas que en un momento determinado les inspiremos envidia.

Yo tengo un radar especial para detectarlo, y créeme, me hace sufrir, cuando lo percibo en alguien, sobre todo si es alguien a quien quiero o aprecio.

Me acordé de Neruda y de su Oda a la envidia,te recojo algunos versos:

" Con amor o tristeza,
de madrugada fría,
a las tres de la tarde,
o en la noche,
a toda hora,
furioso, enamorado,
en tren, en primavera,
a oscuras saliendo
de una boda,
atravesando el bosque
o en la oficina,
a las tres de la tarde
o en la noche,
a toda hora,
escribiré no sólo
para no morirme,
sino para ayudar
a que otros vivan,
porque parece que alguien
necesita mi canto.
Seré,
seré implacable.
Yo les pido que sostengan
sin tregua el estandarte
de la envidia.
Me acostumbré a sus dientes.
Me hacen falta.
Pero quiero decirles
que es verdad:
me moriré algún día
(no dejaré de darles
esa satisfacción postrera),
no hay duda,
pero moriré cantando."

Besos y abrazos, libres de envidia, para tí Nusita.
Come L Acqua

Anónimo dijo...

Bonita la poesía de Neruda, gracias por traerlo aquí, Come l Aqua.
Yo también me he acordado de unas palabras de don Quijote:

"Todos los vicios, Sancho, tienen un no sé qué de deleite consigo; pero el de la envidia no tal, sino disgustos, rencores y rabias".