Vino Zapatero y me bajó el sueldo.
Esto se veía venir. Pero, no por esperado duele menos el zapatazo. Esperemos que no se líe a zapatazos, aunque no me extrañaría, porque el país está de pena. ¿Por qué no empieza a quitar asesores nombrados a dedo y que cobran un pastón? ¿Y qué decir del paro que cobran los que, además, están trabajando? No, eso no, que eso es "política social"... ¡Y una m.! ¡Eso lo que son, son votos! No me queda más que decir lo que decía aquél al rezar... "Madrecita, que me quede como estoy".
Y tampoco vendría mal una
huelga de celo, que conozco a mucha gente que da más horas que un reloj.
Gracias, mister president, por cabrearme.
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