jueves, 6 de mayo de 2010

Otro ejemplo de resilencia

Me levanté con ganas de escuchar el tango de la película "Scent of a woman" (Perfume o esencia de mujer). Pero escucharlo por Itzhak Perlman. Tenía que ser por él (así somos de maniáticas a veces las personas melómanas), así que me enchufé a la red y me dispuse a buscarlo. Nada, que no lo encontraba. Sí encontré otras interpretaciones suyas y mucha información. Y así fui a dar con una frase muy resilente que añado a la colección.

Todo sucedió el 18-11-95 en el Lincoln Center de Nueva York, en un concierto en el que el músico era el violín solista. Pues bien, durante el concierto ¡plof! se partió una cuerda del violín. Todo el mundo, expectante, esperaba en silencio a que el músico se pusiera las abrazaderas de sus piernas, cogiera las muletas y marchara despacito en busca de otro violín u otra cuerda. Sin embargo, lo que hizo fue indicarle con la cabeza al Director y continuar tocando la dificilísima obra de Tchaikovsky desde el justo compás en que se había parado. Suplió la ausencia de una cuerda con su ingenio y habilidad. ¡Cuánta tranquilidad, cuánto virtuosismo, cuánta capacidad de improvisación, cuánta sencillez! Si yo antes lo admiraba, ahora ya... ¡Me siento tan poca cosa ante PERSONAS así!

Al terminar, todo el mundo lo ovacionó por mucho tiempo. Él, acallando a la gente con el arco, dijo como si tal cosa:

"Ustedes saben, algunas veces la tarea del artista es averiguar cuánta música podemos producir con lo que nos queda"



(Sí, encontré lo que buscaba. Bravo, Izhak)

2 comentarios:

iTxaro dijo...

aplicable a la propia vida

un beso

Nusa dijo...

¿Será por eso que me encontré esta historia?