Estaba a punto de enfadarse por una tontería: por la hora a la que le dejo la llave mañana.
Llegó incluso a decir que desde el principio había visto algo en mí que no le gustaba.
Entonces eché la cuenta de lo que había gastado de luz y de agua y le planté el dinero ante los ojos.
Ya era yo estupenda y divina de la muerte.
Ya no había visto en mí nada que no le gustara.
Piensa el ladrón que todos son de su condición.
Ay, menos mal que me voy...
LA OTRA MITAD DEJARÁ DE ESTAR Y DE SER QUEMADA
Hace 4 años
2 comentarios:
Ays, él, el poderoso, por el que los humanos perdemos el norte y dejamos de ser humanos.Beso, bonita
Erato, linda, besos mil :)
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