miércoles, 23 de febrero de 2011

Enseñanza canina

Si un perro fuera tu maestro, aprenderías cosas como:



1. Cuando tus seres queridos llegan a casa, siempre corre a saludarlos.

2. Nunca dejes pasar una oportunidad para ir a pasear.

3. Deja que la experiencia del aire fresco y del viento en tu cara sea de puro éxtasis.

4. Toma siestas. Estírate antes de levantarte.

5. Corre, brinca y juega a diario. Mejora tu atención y deja que la gente te toque.

6. Evita morder cuando un simple gruñido sería suficiente. En días cálidos, recuéstate sobre tu espalda en el pasto.

7. Cuando haga mucho calor, toma mucha agua y recuéstate bajo la sombra de un árbol.

8. Cuando estés feliz, baila alrededor, y mueve todo tu cuerpo.

9. Deléitate en la alegría simple de una larga caminata.

10. sé leal.

11. Nunca pretendas ser algo que no eres.

12. Si lo que quieres está enterrado, escarba hasta que lo encuentres.

13. Cuando alguien tenga un mal día, quédate en silencio, siéntate cerca y suavemente hazle sentir que estás ahi.




Sería estupendo decir, al final de cada día, "¡qué perra vida!", ¿verdad?

viernes, 18 de febrero de 2011

Impotencia y satisfacción

Mi cuerpo no responde a algunas órdenes, pero sí lo hace a las más sabrosas. Cambiando la letra: I can get, yes, satisfaction when I try, and I try, and I try...SATISFACTION...

miércoles, 9 de febrero de 2011

Desencuentro

En agosto de 2006 estaba muy negativa. Ésa es la única explicación que le doy a esto que escribí y me he encontrado en un disco:

Cuando estuviste, yo no estaba.

Cuando estuve, no estabas tú.

Donde estaba, no estuviste.

Donde estuviste, no estaba yo.

No estuvimos.

No estábamos.


No pudo ser.


(Intentando recordar lo que pasó por esas fechas)

sábado, 5 de febrero de 2011

La estatua

La visita al museo, la vista en la musa, que en un pedestal estaba y todos admiraban.
Parecía tan dura, tan grácil, tan suave que no se atrevió a tocarla.
Temió que desapareciera o se echara a andar.
Pero sí la miró. Se dejaba mirar sin inmutarse. Sus ojos de piedra no miraban nada, pero la miraban.
Su cuerpo arqueado parecía inclinarse.
Sus manos parecían querer tocarla. Hacía tanto que nadie la tocaba.
Casi la tocó entonces, pero le dio miedo y retiró su mano, paralizada como la de ella.
Sintió que había hecho el ridículo, que todos la observaban, divertidos e incrédulos.
Pero los demás seguro tienen algo mejor que hacer.
Por lo demás, está de más estar pendiente de los demás.
Además, ella allí estaba, y no se había inmutado ante tan torpe gesto.
Se dejaba mirar y la miró, sus ojos en los de ella, los de ella en nada.
Los de los demás, no importa dónde estuvieran.
Se dejaba tocar, no la tocó. Su cuerpo hacia ella, el de ella no hacía nada.
Los demás, quién sabe.
Se fue, su corazón tocado, porque ella sí lo hizo, a ensayar su pose ante el espejo.
¿Era así como era?
Y tensaba los músculos, miraba hacia nada, tendía sus manos, su cuerpo arqueaba.
Su musa en su mente, ¿era así?, ¿así era?
Por primera vez, ante el espejo, se sintió estática estatua, como su musa del museo.
Y pensó que no es tan diferente un hombre de una piedra.
Con la sangre fría, la mirada en nada, el cuerpo inmóvil, ¿qué era sino estatua?
No sabía cómo era. Confunden tanto los espejos.
Mañana iría de nuevo al museo hasta saberse de memoria el cuerpo amado.
Se enamoró perdidamente de una estatua blanca que empezó a dar color a su vida.
Era tan dura, tan frágil, tan blanca, tan ruda, tan grácil.
Fue a verla un día, y otro, y otros después.
Y más, pero no se atrevía a unir su mano a la de ella.
Hasta que un día, sintiéndose más estatua que nunca, se asustó. Y, para comprobar que aún era un ser vivo, arqueó su cuerpo, tensó sus músculos y tendió su mano hacia ella.
Casi la tocaba cuando sonó la alarma y se quedó de piedra.


(Escrito cualquier día de los primeros años de este siglo, alrededor de 2004. Otro rescate, para regocijo de Erato)

:)


martes, 1 de febrero de 2011

Autodefensa

Nada me parece más perjudicial que la extendida creencia de que "todas las opiniones son respetables" . Lo único respetable será la persona que opina, no el contenido de sus opiniones, que pueden ser vergonzosas, intolerables, perversas (Juan-Antonio Marina)