domingo, 31 de julio de 2011

Pensamiento polarizado

Ya en la Antigüedad griega se usaban las dicotomías (dicotomía=partir en dos) para comprender y clasificar a la realidad circundante. Así, se establecían clasificaciones: vivos/muertos, creyentes/ateos, blancos/negros...Esta forma de pensar ha contribuido al avance de las ciencias y de las artes, pues ha supuesto una base a partir de la cual hacer otras clasificaciones. Y nuestra cultura, al tener raíces grecolatinas y judeocristianas, nos ha enseñado a hacerlo. Lo llevamos grabado a fuego. ¿Pero es lógico? ¿Es racional? ¿Es así la realidad?

No, no es así (blanca o negra, buena o mala...). Hay muy pocos elementos que puedan ser calificados como del todo blancos,o negros, o del todo buenos o malos. La gran mayoría de los elementos se sitúan en un continuo de un extremo a otro, participando de ambos un poquito.

A pesar de que esto lo sabemos, como llevamos grabadas a fuego las dicotomías griegas, tendemos a seguir haciéndolo. Así pues, la característica principal de esta distorsión es la insistencia en las elecciones dicotómicas: se tiende a percibir cualquier cosa de forma extremista, sin términos medios. Las personas y los pensamientos son buenos o malos, maravillosos u horribles. Esto crea un mundo en blanco y negro y, como las personas que padecen este tipo de distorsión fracasan en todos los matices del gris, sus reacciones a los eventos van de un extremo emocional a otro. El mayor peligro de dicotomizar el pensamiento es el impacto sobre cómo se juzga la persona a sí misma. Si no es perfecta o brillante, entonces será una fracasada o una inútil.

La clave para vencer el pensamiento polarizado es dejar de hacer juicios en blanco y negro. La gente no es feliz o triste, cariñosa o esquiva, valiente o cobarde, inteligente o estúpida, sino que se distribuye a lo largo de un continuo. Tenemos un poco de todo. Las personas somos demasiado complejas para ser reducidas a juicios dicotómicos. Si se tiene tendencia a hacer este tipo de clasificaciones, es de gra nutilidad pensar en términos de porcentajes: “Un 30% de mí tiene miedo a la muerte, pero un 70% se enfrenta a ella", por ejemplo.

En mi caso, que tengo tendencia a ello: "Un 20% de mí se enfada y me llama imbécil cuando me mancho al comer, pero un 80% lleva con paciencia su situación y me calma". ¡¡¡Y a seguir!!!




¿Y en vuestro caso?

viernes, 29 de julio de 2011

"Todo me sale mal" frente a ·"A veces me sale mal"

Lo que me pasó el otro día con las habichuelas verdes fue que filtré la realidad, hice un "filtraje", que es pensar que una cosa es más importante que el resto, darle más importancia a una sola cosa. Es como si sólo te quedaras con eso, sin prestarle atención a lo demás, lo cual nos hace daño.

Pero hay otro pensamiento, muy ligado al filtraje, que también nos hace mucho daño: sobregeneralizar, generalizar en demasía. Siguiendo con el mismo ejemplo, del solo hecho de caer el plato, romperlo y enfangar la mesa, se puede inferir que "todo me sale mal", o "siempre me equivoco" o "nunca lo hago bien". En nuestra cultura tenemos tendencia a inferir absolutos a partir de un solo hecho, y pensamos y decimos que "todo, nada, siempre, nunca, todos, nadie... blablabla

Esta forma de pensar en absolutos nos hace mucho daño, pues las cosas no son blancas o negras, hay infinitos tonos de gris. Para ganar flexibilidad en nuestro pensamiento, es bueno preguntarse si hay pruebas que nos conduzcan a los absolutos y pensar en que "a veces me sale mal" (no todo), "a menudo ocuure esto" (no siempre) o "es posible que pase esto" (no quiere decir que vaya a ocurrir).

Si los términos absolutos los usamos sólo para lo bueno, nos sentiremos mejor.

miércoles, 27 de julio de 2011

"Es irresistible" versus "Puedo enfrentarme a ello"

Se te cae el plato, se te rompe un vaso, se te cae lejía en la ropa de color, te equivocas de calle o de carretera... tienes un accidente doméstico cualquiera,o una equivocación, y ya tienes esas palabras terribles en la boca y en el pensamiento: "Es terrible,horrible, irresistiblle, no puedo resistirlo...".

El otro día me pasó con un delicioso plato de habichuelas verdes, calentitas mmm. Le di un manotazo al plato y me cayó un poco. Caliente como estaba, su contacto con mi cuerpo me hizo dar un repingo que terminó con el plato hecho añicos en el suelo y la mesa llena de habichuelas esparcidas por aquí y allá, los papeles, bolis, el ordenador, las gafas, las pastillas... ni os cuento. (Confieso que mi mesa está muy ordenadamente desordenada, sí) ¡Qué horror, qué fatalidad! fue lo que me dije en un principio. Y no tenía pensamientos para otras cosas buenas que me habían pasado (la gentileza de mi asistenta trayéndome lo que necesito o adelantándose a mis necesidades, el tener más habichuelas en el frigorífico, por ejemplo) . Había distorsionado mi pensamiento, haciendo que sólo me fijara en una faceta de mi realidad. Un solo hecho sobresalió como una púa en una escena que es, es conjunto, agradable. Al pensar en todo lo demás, me dije lo contrario: "Vamos, Nusa, que esto tiene arreglo, que puedes enfrentarte a esto", Y me puse a desfacer el entuerto de cristales rotos y habichuelas sobre las teclas que ahora pulso. Fui rápida pensando bien, sí, ¿pero cuántas veces nos quedamos diciéndonos "no puedo resistirlo" y haciéndonos daño con nuestro pensamiento negativo?

Se puede resistir casi todo, la historia nos demuestra que el ser humano es capaz de resistir dolores físicos y psicológicos increíbles. Así que apliquémonos el cuento y... ¡a pensarrrr bien!!!



El estrés

Estrés: Alterción física o psíquica de un individuo por exigir a su cuerpo un rendimiento superior al normal.

...Y, como bien dices, no merece la pena. Además, lo verdaderamente estresante es usar un baño público...



Ahora que lo pienso: mi bolso pesa una "jartá" :)

lunes, 25 de julio de 2011

Calidad versus cantidad

Lo hemos dicho muchas veces de los hombres: "Chico, lo que importa es la calidad, no la cantlidad". Pues apliquémonos el cuento en nuestra vida. Buena vida, buena mejor que larga. Habría que cambiar ese deseo de "larga vida" por el de "buena vida."

Como dijo Martin L. King, ese gran luchador por los derechos de las personas negras, "No importa cuánto se viva, sino cómo se viva". ¿Para qué vivir cien años amargá? Quita, quita. Me conformo con muchos menos, pero feliz de estar entre personas a las que quiero y me quieren.

Porque, si pensamos bien, lo que nos hace ser exultante, rabiosa y envidiosamentemente felices no es la salud ni el dinero, es el amor. El amor nos hace vivir intensamente. Entonces, desear buena vida es desear una vida llena de amor, aunque sea corta (¿qué es eso de corto-largo?)

No importa cuánto se viva, sino la manera.



Darle una hostia al cabrón del jefe, coger la puerta y no volver más... qué placer :)

domingo, 24 de julio de 2011

Vivir el presente...

No es anclarse en el ahora y no dejar entrar en tu vida ni un recuerdo del pasado ni un proyecto de futuro.
No es pensar continuamente y machacarte "no, esto ya no lo puedo hacer por mi enfermedad", "es que, como estoy así...", "estoy aterrada, no puedo moverme ni salir como antes."

Es ser plenamente conscientes de nuestra efímera existencia, de la blanda pasta de la que estamos hechas todas las personas, de que a veces toca reír y a veces llorar, de que todos nuestros pensamientos, sentimientos y acciones son comprensibles y perdonables, porque somos personas humanas, y todo lo humano nos pertenece de algún modo.

Es planear, sí, hacer planes de futuro, como siempre los hemos hecho, sólo que antes éramos unas inconscientes. ahora sabemos lo que cuesta hacer cada tramo del camino, o subir un peldaño. Ahora somos conscientes. Es utilizar el futuro que pueda venir para nuestro bien, no dejar que nos utilice. Decirle: "Macho, sea lo que sea que me tengas preparado, no me vas a amilanar, voy a aprender y a luchar como nunca".

Es disfrutar, sí, con lo que nos gusta, sea ir a la playa, al campo, bailar, escuchar música, cantar, correr... Ahora, siendo consciente, se disfruta mucho más. Y te preguntas cómo te divertías antes, que no eras consciente ni mijita. Una diversión descafeinada.

Es hacer autocrítica, autoanálisis. Coger el pasado y analizarnos para darnos cuenta de los errores cometidos y aprender de ellos. Es utilizar el pasado (y el presente, que se va convirtiendo en pasado de lo que leerás/escribiré después, o en futuro de lo que leíste/escribí) para nuestro bien, y no dejar que nos utilice él haciéndonos sentir mal.



Es de mi invención un verbo de la primera conjugación, que gustosamente comparto, carpediar :)

Afrontar una enfermedad

Me ha llamado mi Amiga y me lo ha dicho: aún no está segura, pero es posible que tenga mi enfermedad. Escuchándola, se diría que no pasa nada, siempre tan positiva ella, haciendo chistes de todo, como siempre. Ahora comprendo su silencio de meses, estaba pasando las diferentes etapas del duelo. No me ha llamado hasta estar en la fase de aceptación y adaptación.Fuerte entre las fuertes ella.

Tienes mucho ganado en esta batalla que comienzas: tu actitud es la adecuada, cogiendo al toro por los cuernos, buscando ayuda cuando la precisas, no dejándote abatir por esta barrera que se presenta en tu camino. Ése es el primer paso para afrontar bien una enfermedad. Y la esperanza, ese sentimieno que aflora en ti y en mí, que te hará más fuerte y más capaz de saltar esta barrera. Para ti:




"Lo importante no son las cosas que nos pasan, sino cómo afrontamos lo que nos pasa." J.M. Serrat.

sábado, 9 de julio de 2011

¿La gallina o el huevo?

Me levanté temprano y me puse a escuchar música. Cuál no sería mi sorpresa al escuchar el aria de Violeta "addio del passato" de La Traviata de Verdi y comprobar la gran semejanza con el romance sefardí "Adio kerida", que he investigado sobre ello.

Hay una tesis que apunta a que Verdi tomó la melodía del romance, tras habérsela escuchado a una familia sefardí amiga suya. Otra tesis indica lo contrario: que fue una sefardí amante de la ópera, Julia Cohen, la que, tras escuchar La Traviata, adaptó el romance sefardí a la música que había escuchado.

La Traviata se estrenó en la segunda mitad del s. XIX. Los sefardíes fueron expulsados de España en el s. XV. Pero da igual qué fue antes en la música. Lo importante es que nos han quedado dos joyas para disfrutarlas.





Addio, del passato bei sogni ridenti,
Le rose del volto gia sono pallenti ;
L'amore d'Alfredo perfino mi manca,
Conforto, sostegno dell' anima stanca.
Conforto ! Sostegno !
Ah, della traviata sorridi al desio ;
A lei, deh, perdona ; tu accoglila, o Dio !
Ah ! Tutto, tutto fini. Or tutto, tutto fini !


Adiós, bellos recuerdos del pasado,
las rosas de mis alegrías están marchitas
y el amor de Alfredo todavía me falta.
¡Consuelo, sostén del alma cansada!.
Compadécete del deseo de la extraviada.
¡Perdónala y acógela, Señor!
Todo ha terminado ya.


No sé si Alfredo tendrá alguna vez mi amor (más difícil que mi voto lo veo yo). Aunque si lo quiere para bajarme más el suedo...