domingo, 12 de julio de 2009

Dedicado a todas las personas con las que tanto he querido

Este curso es posible que sea el último que esté aquí. Por eso, ahora que despedirse toca, y por si no volvemos a encontrarnos, os dejo esto que escribí cuando nos despedimos los compañeros del grupo de trabajo de la Facultad. Gracias por ser y estar, amig@s.


Yo digo que entre nosotros se esconde lo más inmenso,
lo infantil y lo anciano, el universo y la nada.
Yo digo que en nosotros se ha obrado un buen milagro.
Y es que somos los justos, pero nunca demasiados.
Y es que aquí nos faltan todos, porque aquí no sobra nadie,
ni el uno, ni la otra, ni quien vendrá.

Yo digo que es culpa nuestra, de todos, que todos quepan en ese espacio minúsculo que entre nosotros dejamos.
Y digo que es nuestro gozo que estén todos y no esté nadie.
Y es obra nuestra que se haya obrado el milagro de ser para desaparecer
ahora que todos hemos crecido un poquito más.

Yo digo que de nosotros brotan grandes sentimientos,
que son las hojas de un árbol que sin saberlo plantamos
Un lejano día de octubre.
Y digo que nuestras hojas albergarán a otros seres
que cantarán para todos melodías desconocidas.
Y digo que nuestras manos volarán como palomas
llenando de blanco el cielo.
Yo digo que hemos nacido de la matriz de nuestro espacio,
Que somos fruto de todos, hojas, fruto y semilla.

Yo digo que entre nosotros se esconde lo más inmenso.
Yo digo que en nosotros se ha obrado un buen milagro.
Y digo que de nosotros brotan grandes sentimientos.
Y digo que somos todo, ahora que somos parte.

Junio de 2001

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