jueves, 29 de marzo de 2012

Échale coraje al toro

Mucha tristeza nunca le humilló
pero temía el hondo pozo oscuro
que él envolvió en sus aguas cenagosas.
Mucho haloperidol; pinchazos de antabús
probó electroterapia veinte veces
y salió disparado hacia una vida
que ahora ya no recuerda: quince años
hasta que llegó el litio: quince años
perjudicando a todos los que amaba
pues gastó su dinero y el ajeno
en alcohol en viajes y en delirios.
Pero el litio llegó y está en su sangre
y ahora es su compañero de por vida
hasta la oscuridad o la luz total.

(José Agustín Goytisolo. De Las horas quemadas, Lumen, 1996).

(Con la radio no he empezado aún, y serán meses. La quimio va pa' dentro. Aquí, como siempre, hay que "echarle coraje al toro"


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