miércoles, 9 de septiembre de 2009

Tu quoque, Bruto, fili mi?

Cambiemos el nombre del receptor y tendremos la pregunta que la víctima hace al verdugo en el momento de la traición.
Jamás pensé que la iba a decir. Pero lo he hecho, y no a una persona, a cinco... quizá llegue a seis. Porque los verdugos tienen poder, el poder de enseñarles el miedo a las víctimas, y de amenazarlas con la soledad. Algunas no lo superan, lo comprendo. A nadie se le puede exigir que por ti se enfrente al aislamiento social o a las amenazas de l@s poderos@s.
Por ahora son cinco, y pueden ser seis.
Ya empieza a no doler. Pienso que la operación salió bien y que tengo suerte por estar acompañada por la persona más buena del mundo.

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